HOY ES MARTES SANTO

VIVENCIAS DE UNA MANOLA
La vejez hace que, con el paso del tiempo, los recuerdos de vivencias pasadas vayan quedando poco a poco en el olvido. Puede que ella no lo recuerde de manera tan nítida como sí lo hace mi memoria. Puede que ella no recuerde que el día 9 de mayo de 2008 me hizo un regalo que cambió mi visión de la Semana Santa. Ese día recibía el sacramento de la confirmación y con ello, mi abuela paterna, me regalaba mi primera mantilla. Al año siguiente, el día de mi cumpleaños, una peina y un rosario de la Virgen del Camino y ya, en el año 2010 llega mi estreno, saliendo en la procesión de Los Pasos bajo la mirada de orgullo de mi padre y de mi abuela. Seis años más tarde, y con la pena del dolor que se siente al quedarse vacía por dentro, decido cambiar la túnica del emblema color oro, los Lunes Santos, por la peina. Decido caminar bajo la mirada del Señor de León, porque comprendo sin saber muy bien cómo, que gracias a esos momentos de procesión estoy más cerca de él, y entonces las heridas del alma duelen, pero menos.
Once primaveras han pasado desde entonces. Haciendo penitencia de luto, yendo tras los pasos de un paso que te va marcando el camino, perdiéndote en tus propios pensamientos, rezando en silencio por los tuyos, sintiendo el calor de la gente que te quiere. Mujeres, manolas que caminan por las calles del Reino de León, ofrecidas a sus imágenes. Mujeres, que procesionan con seriedad y saber estar perdidas en sus plegarias y haciendo penitencia. Porque eso es lo que hacen las manolas de León: penitencia. Hay tantas formas de ser penitente durante esta Semana en esta regia ciudad… y lo hermoso de esto es que todas ellas valen. Todas las personas que vivimos bajo la Fe Cristiana, sabemos que tenemos que soportar el peso de nuestra propia cruz, y libres somos, de decidir cómo afrontar este peso.
Otra primavera más mi querido León se queda vacío de procesiones… De nuevo las mantillas, vestidos, rosarios, peinas y abrigos quedarán guardados en los armarios esperando que los tiempos en los que estamos envueltos mejoren y podamos volver a salir a profesar esa fe que nos invade por dentro. De nuevo, esa mujer que decidió ponerse la mantilla por vez primera deberá esperar con paciencia a una nueva Semana Santa, de nuevo, todas nuestras promesas quedan en el aire, de nuevo, todas aquellas mujeres que llevan años realizando los mismos rituales antes de salir en procesión, deberán de esperar y, de nuevo, esa tradición que pasa de abuelas a nietas se ve parada en el tiempo. Tiempo, ese que nos ha robado esta pandemia de estar con nuestros seres queridos, de disfrutar de ellos y con ellos. Ese tiempo que ya nadie nos va a devolver. Pero esta Fe que llevamos por dentro va de la mano de la palabra Esperanza. Esperanza en que pronto, todos los amantes de la Semana Santa de nuestra ciudad, nos volvamos a reencontrar y a disfrutar de lo que tanto ansiamos con la llegada de la primavera. Pronto habrá pasado, pero mientras tanto sigamos realizando nuestra estación de penitencia de una manera más personal. Y es que nunca antes un dicho tuvo tanto significado; llevemos nuestras procesiones por dentro de nuestras almas, y que nuestra Fe siga latiendo en nuestros corazones.
ISABEL LUQUE GONZÁLEZ
Manola
Puede ser una imagen en blanco y negro de una o varias personas y texto que dice "HOY ES MARTES SANTO papones"

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