Recuerdos imborrables, cosas raras, curiosas, anecdóticas, sentimentales, añoradas o inclasificables aportados por los miembros del foro papones.es.
– Yo vi salir el Entierro desde Palat, desde San Martín, desde el Obispado, desde los Franciscanos y desde las Carbajalas.
– Yo toqué el Himno de la Alegría desde el campanario de la Iglesia de San Marcelo
– Yo vi cómo serraban el bastidor de la Virgen de la Soledad sobre el altar de Santa Nonia
– He visto el paso del San Juan del Nazareno a rueda por las calles en pleno Viernes Santo (polémica posterior incluida). Cada año el San Juan va un trocito de la procesión a ruedas, porque con los braceros no entra por la calle que debe de ir para dirigirse al encuentro, pero lo vi en la calle Platerías, desde el bar El Flechazo hasta el Molly Malone (Encuentro en La Catedral). De ahí la rareza.
– He visto a La Dolorosa subiendo por la cuesta de Misericordia
– Cuando todavía encerrábamos en el patio de San Isidoro en el descanso, y aguantábamos sin salir corriendo aunque lloviera… En la Dolorosa teníamos que levantar el paso de un lado para vaciar el palio de agua, que con tanto metacrilato se convierte en una bañera. Pobrecitos los braceros del lado que tocara, pues pujaban el resto de la procesión con las almohadillas empapadas.
– Sé quien cortó casi medio metro de la Cruz de la Agonía de JHS…. ¡¡¡pa matarlo!!!
– Hubo un año en el que al Ángel de la oración se le cayó una de las alas en la calle la Rúa
– Yo he visto a la Oración caerse en bloque cuando el paso estaba a tentemozos a la entrada de la calle la Rúa y quedarnos con una cara bobos de vámonos, Juana, menos mal que no pillo a nadie, la levantamos y como si no hubiera pasado nada jajaja
– He visto romperse dos dedos del santo Cristo de Angustias en el Entierro al pegar contra un balcón a la salida de la curva de la cuesta de las Carbajalas.
– He visto caerse el ala del Ángel de la Oración en la cabeza de un hermano dejándolo inconsciente y vi como otros tantos le pasaban por encima para coger 4 putas flores. Fue a la entrada en la cochera de Santa Nonia, que a alguien se le ocurrió que como salió de la cochera sin necesidad de bajar la polea donde va el ángel, pensaba que al entrar no era necesario tampoco bajarlo. En fin… Sé encima de qué cabeza cayó el ala del angelito. Vive en Madrid y sobrevivió.
– Yo he visto como la cruz de la Piedad de la Bienaventuranza caía del paso y poco después o poco antes caía la Virgen del palio porque alguien puso los tornillos sin arandelas. La Virgen se cayó para atrás bajando la calle Ancha. Yo estaba viendo la procesión en Santo Domingo, miré y venia la Virgen, y volví a mirar y venía un palio solo. Después la ataron con los cíngulos de las braceras a los extremos del paso. La cruz se cayó después, por donde la muralla, en la calle Independencia. Esa procesión fue de traca.
Todavía recuerdo los ¡¡¡AAHHHHHHHHHHHH!!! de la gente… Creo que fue un momento donde se involucraron TODOS para solventar el “accidente”. Incluso debió de llegar la noticia a Sta. Nonia, se comentó que habían acudido montadores del Dulce a echar una mano.
– En la Dolorosa, justo antes del Encuentro, un año el tentemozo trasero derecho “apoyó en blando” encima del pie de un hermano que se estrenaba, le reventó literalmente el pie, pero hoy día sigue pujando en el mismo sitio
– Yo también he visto el Entierro de Minerva salir de todos esos sitios. Además, cuando salía de Palat (creo que hasta el año 87), el Descendimiento (que iba a ruedas) esperaba en la calle Plegaria (a la altura de la antigua “Reina de los botones”) porque salía del patio del Colegio Leonés, y cuando la procesión subía por la calle Ancha, antes de entrar en la calle Cardiles (a la altura del antiguo “Torres”) se despedía para volver al Colegio Leonés.
– Recuerdo el Sermón en la plaza Mayor.
– También recuerdo cuando las procesiones la abría el piquete a caballo.
– Las sandalias del Perdón.
– Además del San Juan a rueda, he visto La Cruxifición (el año del “reventón”, puede que el 93).
– Cuando La Dolorosa, “encerraba” a las 14:00 o 14:30.
– Al maestro Odón Alonso dirigiendo la banda municipal.
– El Ecce Homo con sus tres columnas.
– El Dainos y el “Medinaceli” pujado por jóvenes (yo entre ellos).
– El Jueves Santo siendo “media fiesta”.
– Un año pujando en la Coronación, si no recuerdo mal uno de los primeros con el trono antiguo ahora en el gran Poder, se rompió uno de los tentemozos. Teníamos que sujetar el paso con horquetas, una de éstas se partió y el que sujetaba la horqueta tuvo que ir a urgencias para que le vendaran la mano.
– En el año 91, 2º año del Descendimiento a hombros, en Ramón y Cajal se rompieron los tentemozos, y el resto de procesión tuvieron que ir bajando el paso al suelo en cada parada con el consiguiente esfuerzo añadido. La banda de Jesús que le acompañaba echó el resto y no paró de tocar “Dolorosa” hasta el obispado. Desde entonces, el Descendimiento y la banda de Jesús están hermanados. Hasta que Angustias tuvo su propio San Juan, en la procesión del Entierro de esta cofradía salía el San Juan de Jesús.
– De lo poco que he vivido, recuerdo una mala trazada de la Dolorosa, le quitaron los mocos al angelote… y la nariz.
– También me acuerdo haber visto a un papón (torpe de él) que se apoyo en una valla de obra, quedó la túnica blanca, blanca… Creo , pensándolo un poco mejor que fui yo… no me acuerdo bien…
– He visto nevar en el encuentro de la Procesión de los pasos de Viernes Santo
– El año pasado sin ir más lejos vi como uno de los pasos del Gran Poder, se le rompieron también los mozos y cada vez que hacían una parada tenían que bajarlo al suelo. (imagino que el esfuerzo comparado con el Descendimiento, no sea lo mismo, pero tiene su tela también).
– He vivido un encuentro en la Catedral, porque estaba haciendo el parking subterráneo de la plaza mayor.
– Cuentan que antes de los años 70 San Juan se desviaba para ir a buscar a la Virgen, que aguardaba en la calle de la Plegaria, para consolarla y reconfortarla en esos tristes momentos antes de hallarse frente a su Hijo en la calle de la Amargura, mostrándole su respeto rindiéndola una reverencia. De esta forma se hizo popular entre el pueblo de León la expresión de “Juan, busca a María que en el puesto de los huevos está escondida”. El puesto de los huevos se encontraba situado, los días de mercado, en la ya citada calle.
– Pues, poniéndome a pensar, lo más “cebollético” que recuerdo (ahora que pienso tengo que digitalizar un VHS en el que se ve al Nazareno por la plaza del Conde Luna), es que me comentaron (porque yo iba dentro) que tanto el Nazareno como la Piedad tuvieron que desmontar las cruces para pasar por la Calle Conde Rebolledo (la de la Revoltosa) en una tumultuosa procesión del Pregón. Esos locos años 90…
– Eso lo sé yo de buena tinta, mi padre era el seise de La Piedad, y tuvieron que hacer “malabares” con el trono, es decir inclinarlo de un lado y pasar la calle en su tramo estrecho (por donde está la Competencia ahora) con el paso de lado. También en esa procesión casi se llega a las manos de no haber sido por una agente de policía local que calmó los ánimos, llegando algún seise de una de las cofradías históricas a querer utilizar la vara de seise cómo ariete, pero dicha agente le interceptó a tiempo…
– El descanso de Los Pasos, en la iglesia de Santa Marina la Real.
– El descanso de Los Pasos en la iglesia del antiguo instituto Juan del Encina en la plaza de Santo Martino. (Iglesia de los Descalzos).
– La Oración del Huerto con la parte más larga del trono en el frontal.
– La ocasión en que se retiró el Expolio de la procesión de los Pasos, atajando desde Gil y Carrasco hasta Santa Nonia. ¿Motivo? Las piernas de la imagen, muy tocadas por la carcoma, estaban a punto de romperse.
– La banda de cornetas y tambores del Nazareno, saliendo en el Entierro con las galas de Angustias.
– La primera procesión de Jesús Divino Obrero, en la mañana del Jueves Santo, con el paso con el Flagelado cedido por la parroquia de Santa Marina la Real. Todo preparado en la iglesia de Renueva, (lugar de salida) pero se suspendió a causa de la fuerte lluvia.
– La primera procesión de La Soledad, organizada por Jesús Divino Obrero, que salió, al año siguiente de la anterior, en la tarde del Sábado Santo con una Virgen cedida por Angustias.
– La primera banda de cornetas y tambores de la Semana Santa leonesa, perteneciente a la Hermandad de Jesús Divino Obrero.
– La banda de cornetas y tambores de Minerva y Vera-Cruz, con las largas cornetas rectas y los timbales, ambos se pueden ver aún al inicio de la procesión de la Amargura.
– Salir con 7 marchas de repertorio toda una Semana Santa
– Yo recuerdo ver salir El Entierro de todos esos sitios que decís, también la primera procesión de La Soledad, salía de Renueva.
– Recuerdo ver braceros del Viernes por la mañana, cada uno a lo suyo, unos tapados, otros destapados, parándose a hablar con la familia, con amigos…
– También recuerdo ver una compañía (o como se llame) del ejército, desfilando cerrando El Entierro.
– He vivido cómo La Lanzada quedaba trabada a ruedas porque no cabía por la calle.
– También he vivido cómo al paso de Las Lágrimas por La Rúa, a la altura de Conde Rebolledo en la zapatería que hacía esquina (ahora es una tienda de productos típicos de León) un señor que allí estaba, aunque veía que no cabíamos, no se quitó y se cayó contra el escaparate rompiendo el cristal.
– También me acuerdo cuando El Entierro de Minerva iba por la calle Conde Guillén, yo tenía una amiga que salía con un seise, pues cuando llegaba la banda a la altura de la ventana en la que estábamos viendo la procesión, se paraban y tocaban la marcha que habían sacado nueva ese año.
– Yo recuerdo cuando todos los hermanitos de fila íbamos con cruz.
– Recuerdo cuando en una Junta de Angustias se votó la entrada de hermanas en la cofradía.
– (Otra de Juntas) recuerdo haber votado 21234355 veces dar o no la vuelta en Sto. Domingo en la procesión de los pasos.
– Recuerdo que fui uno de los que estreno el Santo Cristo Flagelado de Minerva.
– Recuerdo que hace años teníamos una procesión del Pregón con todas las cofradías y su paso más representativo.
– Recuerdo todos esos cambios de sede de Minerva para salir de procesión y el año en el que salieron los legionarios, a los que tenía detrás y que nadie miraba para mi paso, todo era ¡Por allí, por allí vienen!
– Recuerdo cuando el Expolio era moreno
– Esto no es un recuerdo mío, pero si mi madre estuviese registrada os hablaría de las veces que fue procesionando debajo del Nazareno de pequeña porque estaba ofrecida, y cuando se cansaba y comenzaba a ir más despacio y a pararse, uno de los braceros amigos de su abuelo le daba un toquecillo con la horqueta en las piernas para que siguiese andando. Y cuando la recogían al final de la procesión, “se chivaba” la pobre muy impresionada: “Abuelita, el Nazareno me daba con la cruz”. Aún hay por ahí una foto antigua en la que se la ve debajo del paso con otros niños (uno de ellos “disfrazado” de Nazareno, qué bárbaro…), es la que lleva un lazo tamaño XL.
– Recuerdo aquella figura entrañable de cuando la Guardia Civil a caballo iba abriendo la procesión: ese sufrido “Técnico en recogidas de desechos urbanos”, que iba limpiando lo que iban dejando los caballos a su paso. Tan indispensable como las señoras de las oleas, o Bob Esponja hoy en día.
– Yo he visto a la banda de Minerva con tres capillos en un mismo año: el de raso morado, el de terciopelo morado, y el de sarga negro.
– Yo he visto como el seise de la Oración salía sin gafas en la procesión y decía aquello de “vamos que libra” en las Carbajalas y…. adiós rama del olivo.
– Yo he visto al Prendimiento, cansadísimo por la banda que le acompañaba. cantando aquello de “un, dos, tres, platano Balú” y en el Balú pegar un brinco.
– Yo he salido no con siete marchas en el repertorio: Con cuatro y siendo 16 personas
– Yo vi el momento de la yonqui subida en la borriquilla en el parking de Santa Nonia con el pedo que tenia y demás, (acordaos que rompió dedos, orejas al burro, etc), se convirtió en un momento dificil de olvidar. no me acuerdo de más, pero seguro que alguno sale
– Yo he participado en la creación y el recorrido de la primera banda femenina de León, desde que se votó el Domingo de Ramos de 1992 hasta que el trabajo me mandó a Londres y tuve que escuchar su último himno al paso de la Sagrada Cena desde las varas del Lavatorio, en 2010. Y sí, también hemos salido con muy poquitas marchas en el repertorio y muy pocas componentes…
– También he visto cómo se cae una pértiga para levantar los cables al paso de la Lanzada, con el consiguiente coscorrón a un seise. Creo que también le rompió las gafas, ahora me rio, pero nos dio un gran susto.
– En la procesión de la Soledad de 1993 llovió a cántaros y, aunque la banda femenina nos retiramos (no llevábamos paso) la masculina de Santa Marta siguió y llegó a Jesús Divino Obrero con las capas y las túnicas de un color rosa chicle que no hubo forma de quitar (¡benditos raso y terciopelo sintéticos!).
– Recuerdo ver pasar la procesión de las Tinieblas del Desenclavo por la calle ¿Cervantes? un buen rato después de que terminara La Cena.
– Lo de las alas de los ángeles de la Oración es para hacérselo mirar… A una bracera, un Lunes Santo también se le cayó el ala encima, aunque la diferencia de tamaño es notable.
– Yo he pujado el Prendimiento no a los sones de “el libro de la selva” pero si a los sones de “En la arena he dejado mi barca” y he salido de papón de fila escuchando a la banda militar que salía con el Prendimiento…
– Me han contado que cuando vino la Legión a León en el 1997, abadía de Elías (Minerva lógicamente), [porque lo que vino en el 2007 fue el ejército de Pancho Villa, la verdad que eran 5 ó 6 legionarios que estaban arrestados y les tocó venir…], el Capitán de la Legión dijo que cuando acabara la procesión marcharían por las calles a su paso rápido (180 pasos/minuto) y que no quería encontrar ningún obstáculo, avisando oportunamente la Cofradía a la Policía Local, bueno, pues no sé cómo pero se les escapó un coche y se lo encontraron de morros los legionarios, pues ni coche ni cocha, lo pasaron por encima. Ya sabéis, el que avisa no es traidor…
– A mí en el Lunes Santo de 2004 ó 2005 me pasó por al lado de los pies un ente o algo parecido, ya que se puso a llover fuertemente estando La Piedad entrando en la calle San Francisco (altura de Hierbaloca), La Virgen de las Angustias iba camino de Santa Nonia, ya sabemos que cómo no pesa van como un tiro, El Nazareno creo que estaba en la Calle La Rúa, y mi padre al ver la que estaba cayendo mandó girarse a los braceros y “desrecorrer” lo recorrido ya que era mejor que dar toda la vuelta esa estando ahí aun, pues bien, el señor Bardal, estando el paso ya a la altura de dónde está el bolardo de los coches en esa calle, se metió por debajo del paso entre un hueco, atravesándolo de atrás adelante (recuerdo que la Virgen iba de espaldas, no había que perder tiempo) apartando a los braceros, entre los que estaba yo, y al grito de “No procede” hizo dar la vuelta a los braceros y dar toda la vuelta cómo hizo El Nazareno y La Virgen de las Angustias. Con la pertinente caladura, de personas, de trono y de imagen.
– He visto como en la sede de Minerva había jaulas de perros y comederos, ceniceros llenos de colillas y puros (recuerdo que la mayoría del patrimonio de la Cofradía está allí, imágenes, cruces y demás…), he visto cómo se tapaban desconchones de un paso con tintanlux y purpurina a modo de carroza de cabalgata…
– He visto caer el “Tachenko” de Minerva, el antiguo, desde lo alto del trono al levantarlo y la figura no estar anclada, esto durante el montaje de la procesión…
– Recuerdo mucho las procesiones del Pregón del Lunes, donde muchos chiquillos salimos por primera vez y cuando uno ya era veterano (habíamos salido 2 años) nos hacíamos los chulitos con los amigos que iban por primera vez. Recuerdo lo bordes que eran los seises con los niños y cómo nos ponían en doble y hasta triple fila con malos modos y aún así hacíamos filas interminables.
– Yo también llegué a ver salir a Minerva de Palat, aunque era bastante chaval ¿eh?. Allí había tales aglomeraciones que no se podía ni llegar a la puerta de la iglesia.
– Algo más mayor me “colé” a pujar la virgen de la Amargura saliendo del Obispado, que por entonces salía luciendo muchos “huecos” de braceros, para alegría de los chavales que teníamos ganas de puja. No es cosa solo de ahora.
– Y en esas mismas procesiones, volviendo al Obispado, recuerdo cómo todo el mundo se quitaba el capillo ya en la plaza de Regla, a casi 50 metros del final. Yo como era novato hice aquello de “donde fueres haz lo que vieres”.
– Recuerdo ver bandas en el entierro de Angustias con su emblema amarillo, que resultaban ser las del Nazareno con el emblema cambiado. Aquélla música sonaba bastante familiar.
– Viví unos años fuera de León así que no llegué a vivir las movidas de comienzos de los 90 y de hecho nunca llegué a aclararme del todo con aquello, pero recuerdo la sorpresa de ver al Nazareno por la plaza del Conde Luna parado, como si viviera un sueño raro. Más tarde me enteré de todo lo que contáis vosotros.
– Sacábamos pasos con tronos de ocumen, de aglomerado, muy pintados, llenos de flores que disimulaban mucho, y aún así nos encantaban los pasos y las procesiones, tanto o más que ahora.
– Recuerdo procesiones sufridas donde iba de suplente en las que algún año ni siquiera toqué una almohadilla de mi paso. Unos años donde sin duda se puso a prueba mi paciencia y mi ilusión. Y recuerdo bandas ya extintas, como la de la Redención por ejemplo.
– Recuerdo varias mojaduras y nevadas, no muchas, es verdad, pero sobre todo recuerdo una mojadura tremenda en un entierro de Minerva, creo que en 2001, en el que a pesar de un aguacero intensísimo nadie apretó el paso, ni se acortó el recorrido. Creo que esa fue la “gota que colmó el vaso”, dicho también de coña, porque desde entonces se ha sido mucho más cuidadoso.
– Recuerdo que un año salió en la tele el Entierro de Minerva y hubo que cambiar el recorrido para ir por Landázuri. Aún no entiendo el porqué. Pero en Minerva todo el mundo sacaba pecho con aquello y a pesar de sacar la procesión con la gente justa decían que Landázuri no les daba ni pizca de miedo, cosa que a los que íbamos pujando sí que nos daba miedo. El caso es que por entonces teníamos un inolvidable seise, entre otras, por cosas como las que os voy a contar. Antes en Landázuri había bordillos, como recordaréis, y además un montón de vallas metálicas para que no subieran los coches a la acera o para no sé qué, porque en realidad la acera era mínima. Pues bien, todos los braceros íbamos esperando que nos advirtieran de las dichosas vallas cuando estuviéramos cerca, tal y como se hacía en el resto de procesiones que pasan por allí. Después de un rato de procesión por la calle sin advertencia ninguna empezamos a desconfiar, esa es la pura verdad, y puesto que seguíamos avanzando sin recibir ningún aviso pasamos a confiarnos en exceso, pensando que nuestro paso iba sobrado, que pasábamos con holgura, que éramos unos fenómenos de la pradera y que en las demás cofradías no tenían ni idea de cómo se pasaba por aquélla calle. Vamos que eran unos auténticos mantas. ¡Ay, madre! Pensando estas cosas vemos que empiezan a salir los puntas de vara agachados, como si de repente tuvieran retortijones. Todos a la vez. Y es raro porque lo de los retortijones suele ir por turnos, así que todo el mundo miraba con curiosidad, sobre todo por saber qué iban a hacer, porque el bar próximo había quedado muy atrás y la calle estaba bloqueada por los pasos. Además la gente empezó a protestar, a oírse un rumor fuerte y luego alguna voz más alta de lo debido. El paso culeó, hizo extraños como si de golpe todo el mundo hubiera absorbido por ósmosis las existencias de limonada del bar de atrás y se tambalease medio borracho. ¿Qué había pasado? Pues los tres o cuatro primeros por los exteriores se habían chocado con las vallas y alguno se había llevado un buen golpe en sus respectivas partes. Los de los exteriores empezaron a discutir y a reñir entre ellos, a llamarse idiotas y darse voces cabreadísimos. Los del lado derecho decían que porqué no habían girado una pizca a la izquierda para evitar el impacto. Y los del lado izquierdo discutían por que habían pedido girar a la derecha y la gente no había hecho ni puñetero caso. Lo cierto es que ambos lados habían decidido girar a la vez, de modo que todo el mundo empujaba hacia el interior y el paso no había cambiado la trayectoria ni un solo centímetro Así que allí se organizó una bronca de campeonato de los que iban más adelante contra los que iban más atrás por malos compañeros y por tener mala idea. Yo iba en el centro del paso, así que veíamos estupefactos cómo en los dos lados había un griterío por el mismo motivo.
A todo esto el seise seguía andando como si nada. El tío no se había enterado de nada. Bueno, ya os dije que fue un seise inolvidable. El tío de repente se giró, cosa que hacía de rato en rato y vino corriendo hasta el paso muy rápido. El tío se había agarrado un cabreo de impresión, porque le habíamos dejado andando solo ¡Flipa! Era como cuando vas de paseo con alguien hablando y de repente se para y tú sigues hablando solo. Cuando te das cuenta sientes un pelín de vergüenza de haber ido hablando solo ¿no? Pues el figura del seise tenía un complejo similar, de seise huérfano o algo así. Como os digo, venía cabreadísimo y sus perlas destiladas de su boca ambarina fueron estas. “Pero bueno ¿estáis idiotas o qué? ¿Porqué os paráis, que la procesión va avanzando?” Pero nadie le explicó nada de lo que había pasado, porque todo el mundo seguía discutiendo entre ellos. El seise se cabreó más y empezó a echar una bronca antológica, a todo lo cual se empezaban a oír voces que le llamaban imbécil. Alguien logró explicarle lo que había ocurrido, que se habían chocado y demás. Nueva bronca: “Pero estáis idiotas o qué ¿porqué os habéis chocado? ¿¿No visteis las vallas??” Y nueva bronca. Unos gritaban al seise, el seise llamó estúpidos e imbéciles a los puntas de vara…
El lío fue antológico, aunque yo creo que en la cofradía nunca se enteraron de nada de aquello, porque si no. nos sancionan a todos. El asunto se solucionó con la simple aparición de otro seise que llegó allí suponiendo que estábamos en dificultades y trabados en un paso angosto. Así que solo dijo “¿Qué pasa aquí?”. Y ni siquiera esperó a que nuestro seise le explicase que nosotros éramos imbéciles, idiotas y demás, porque se imaginaba algo así. El tío empezó a dirigir toda la operación: Un pelín a la izquierda, un pelín a la derecha. A ver los este lado tenéis que hacer esto o lo otro… Pero lo mejor de todo es que nuestro inolvidable seise se puso también a dirigir la operación, supongo que picado por el recién llegado, que no le hizo el mínimo caso. Así que si uno decía “Un pelín a la derecha” el otro repetía “¡Venga, vamos a la derecha, hombreeee!”, vamos, que se notase quien mandaba allí, claro. Y así pasamos Landázuri. Con más pena que gloria y alguno con un buen dolor de cataplines. Como os digo, fue un seise inolvidable que nos dejó varias anécdotas tan amenas como esta.