14 abril 2004
MI PRIMERA PROCESION
Hola
Mi papi me ha dicho que os cuente mi procesión, que fue la primera de mi vida.
Por la noche no dormí mucho, la verdad. Estaba tan nervioso como papi, así que para animarle estuve haciendo ruidos cada hora y media, aproximadamente, porque mi papi se había dormido. ¡No fuera a ser que no llegara a la procesión! Golpeaba el chupete con la cuna, daba pataditas a los barrotes y de vez en cuando lloraba.
Bueno, la verdad es que fue muy cansada la noche del Jueves Santo. Buf , ¡qué ajetreo! Y todo por papi.
Antes de que amaneciera oí a papi vestirse para salir. Entonces empecé a llorar un poquito. Ya sabéis, para verle y que me dijera algo bonito. Que fue algo así como “anda, duérmete ya, cacho capullo”. Así que me dormí otra vez.
Por la mañana después del desayuno mami me dejó dormir con ella en su camita. Pero llegó papi vestido de papón y me desperté, a ver si me llevaba al Encuentro en la Plaza Mayor, pero no quiso, así que otro año será. Sólo me dio un beso y se marcho rápido.
Al fin me vistieron con mi túnica y mi emblema, que era algo más grande que yo. ¡Pero ya creceré! Me llevaron a la salida de un sitio que llamaban San Isidoro, lleno de papones. Y todos se quejaban mucho. Unos porque el paso pesaba más que antes, otros porque faltaba gente, porque querían estampas con fotos, porque no arrimaban el hombro y ya no recuerdo qué más. Bueno, en definitiva,por todo. Y también había pasos que ocupaban toda la calle. Pasos enormes con figuras subidas arriba del todo y unas me miraban, otras sonreían y había una que llevaba barba y tenía cara seria. Bueno, en la cale no cabía nada más que los pasos y nos tuvimos que pegar a la pared.
Nos hicimos una foto con el paso de mi papi y nos pusimos los dos juntos a pujar “una tiradina” como decían los braceros. En un brazo yo, en el otro el paso. A mi me pareció muy divertido que me meciera de un lado a otro, sobre todo cuando después de un rato la cara de papi se ponía colorada, colorada y hacía “buf, buf, buf”, pero se acabó pronto. Fue una pena.
Había muchas cosas para mirar y no me daba tiempo a verlo todo.
Seguimos viendo más papones y más, y más y más. Y todos me llamaban Pitufín. Pero yo no sabía quienes eran. Había uno que lleva un palo de plata que brillaba mucho, mucho y hablaba muy, muy alto. Los braceros decían que cuando daba las órdenes, le oían desde el Nazareno y que cuando pasó lista por la mañana salió un señor de uno de los pisos de San Francisco, en pijama a la ventana diciendo “soy yo, soy yo, aquí, aquí”. Pero a mí me parece que no era verdad porque los papones se reían. Jijiji
Luego había otro papón que llevaba un palo negro, que le llamaban horqueta, y que hablaba también muy alto y se reían con las cosas que decía.
Y luego vimos a unos señores que iban a los lados del paso, vestidos muy raros, de colorines y con un casco muy bonito con estrellas. Todos hablaban con ellos y decían que eran bomberos y venían de lejos de León. Pero no me hacían mucho caso, sólo me miraban así que decidí ignorarlos porque delante había otros niños haciendo mucho ruido, que me gusta más.
Así que papi me enseño la banda de los niños de la cofradía que tocaban que se las pelaban. Y me decía cosas bonitas. Recuerdo que me dijo algo así, como “cuando te hagas mayor, como te metas a tocar el tambor o la corneta te doy una colleja que te arranco la cabeza”. Pero yo no sé a qué se refería.
Luego fuimos a ver a Jorge que iba en la Coronación que también iba con otro niño más grande que yo. Jorge no paraba de decir: “para el año que viene hay que poner doscientos kilos más a la Flagelación, que no paráis de correr en toda la procesión ¡cabrones!” lo último no lo entendí, pero como se reían debía ser divertido.
Y como hacía calor, el traje negro me calentaba y acababa de comer me quedé dormido. Si, en mi primera procesión. Pero no iba dormido del todo. Eso se lo creyeron todos. Así todo el mundo quería llevarme en brazos, mi padre, mi primo, los amigos de mi padre. Y la gente se reía cuando pasaba y decía: “¿pero has visto que niño tan pequeño?” Pero no es verdad, yo soy bien grande, que tengo 8 meses y había otro niño más pequeño, de dos meses. ¡ése si que iba dormido!
Luego papi me llevó a ver al “bombero”. Pasamos delante de unos señores con un capirote blanco que me tocaban los mofletes. Y hacían música muy bonita. Pero yo seguí haciéndome el dormido. Luego llegó un paso muy, muy grande con una columnas que brillaban mucho y se parecían al portal de mi casa. Y luego llegaron muchos papones que tapaban la calle y al fin. el Nazareno. Qué grande es, encima de un trono amarillo, amarillo. Y las flores moradas de colorines. Qué bonito
Yo fui a verle un día que me llevaron a Santa Nonia. Tenía que darle un beso en un pie, pero no sé dar besos todavía. Sólo sé chupar cosas y morderlas. Y aún no tengo dientes. También me gusta la literatura. Como y chupo libros y revistas, pero eso es otra historia.
Y mi papi decía entre dientes mirando a los papones del Nazareno “como se despiste alguno…, le quito el brazo y me pongo a pujar, ya verás como se despiste alguno todavía”. Pero no se despistó nadie, así que se quedó con las ganas. Y aún anda diciendo “a ver si en la procesión del Lunes del año que viene”
Y pasó el Nazareno elegante y despacio, con otro señor detrás. Y los dos nos quedamos mirando hacia arriba, aunque yo me hacía el dormido.
Y enseguida llegó otra banda haciendo mucho ruido. Purrum, purrum, purrum. Pero yo seguí como si dormía. Y un papón que golpeaba un tambor muy grande y muy fuerte. Me saludó y me tocó la cabecita.
Y mi padre decía que era un bombero, pero yo no lo entiendo porque los bomberos iban de colorines o llevaban un casco. Rojo, azul, amarillo y éste era papón de negro.
Después de saludar al papón bombero salimos de la procesión. Y eso no me gustó NADA, NADA, NADA, porque me desperté y le puse muy mala cara. Estaba enfadado y mucho. No había tambores ni cornetas tocando al lado, no había ruido, ni pasos y los otros papones no nos empujaban para pasar. Y eso no me gustó nada. Pero pronto se me pasó la mala leche porque vi a mami que me cogió en brazos y me estrujó los mofletes. ¡Qué manía con mis mofletes! Y nos hicimos muchas fotos. Mi abuelito nos hizo algunas que hemos colocado en la página del grupo de correo, otras no, porque a veces el abuelito pone el dedo delante de la cámara y cuando las vemos ¡no veas lo que nos reímos!
Luego me fui a casa sin terminar de ver la procesión, pero no me dormí y estuve jugando en casa hasta que llegó papi con unas flores de colorines en la mano que olían muy bien. Uuummmm. Qué ricas tienen que estar. Ojalá me dejaran chuparlas un ratito. Yo me acerco con mi taca tacaa la mesa donde las puso mami, pero las quitan de mi alcance. ¡y no me gusta! Pero cuando sea mayor yo tendré mis propias flores y me las comeré todas.
Bueno, papones. Esta fue mi procesión del Viernes Santo. Como ya estoy cansado de contarlo todo me echaré una siestita.
Ah! Y si me véis por la calle, por favor, no me tiréis de los mofletes. Gracias
Un beso de Alejandro a todos.