La Cofradía del Santo Cristo de la Bienaventuranza de León organizaba, el pasado lunes, 21 de enero, una nueva sesión de su plan de formación cofrade «Sin perder el paso» 2018/2019, titulada «Alcance pastoral de la vida cofrade» y dirigida por Jesús Miguel Martín Ortega, vicario episcopal de Pastoral de la diócesis de León.
Martín Ortega resaltó el papel que los seglares –y, entre ellos, los cofrades– están llamados a desempeñar en una Iglesia que vive tiempos de cambio que exigen una nueva mentalidad. El «toda la vida se ha hecho así» no siempre sirve, sentenció.
Asimismo, destacó el binomio comunión-misión que ya puso de relieve san Juan Pablo II en su exhortación apostólica Christifideles Laici, en la que se recogen los cinco criterios de eclesialidad fundamentales para las asociaciones de fieles –entre las que se encuentran las cofradías–, a saber: el primado que se da a la vocación de cada cristiano a la santidad; la responsabilidad de confesar la fe católica, acogiendo y proclamando la verdad sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre, en la obediencia al Magisterio; el testimonio de una comunión firme y convencida en filial relación con el papa y con el obispo; la conformidad y la participación en el «fin apostólico de la Iglesia» que es la evangelización; y el comprometerse en una presencia en la sociedad humana que, a la luz de la doctrina social de la Iglesia, se ponga al servicio de la dignidad integral del hombre.
Esos criterios de eclesialidad –añadió– se comprueban en frutos concretos, uno de los cuales es la disponibilidad a participar en los programas y actividades de la Iglesia. Y, en este sentido, recordó que la diócesis de León cuenta con un Plan Pastoral quinquenal –el actual, 2015-2020–, que hace hincapié en distintos aspectos y se desarrolla en programas anuales; y no cerró la puerta a que, en el futuro, lo cofrade pudiera tener una mayor ‘presencia’ explícita.