Palabra de Papón

 

VERBA VOLANT, SCRIPTA MANENT

 

Modismos, palabras, sentimientos… tradición. Sin causa aparente ni orden lógico, nacido al amparo de filandones paponiles, el devenir semanasantero leonés ha ido acuñando, paso a paso, tiempo a tiempo, una suerte de jerga cofradera plasmada en términos y acepciones que han acabado por convertirse en coloquiales… una semana al año.

Cada primavera los papones refrescan su memoria, y la de sus oyentes, para que la secular jerga no se diluya en la nebulosa del olvido. Sólo el uso mantendrá la supervivencia.

En sucesivas actualizaciones, el glosario Palabra de papón se ha nutrido con nuevos términos: “La Rampa” (rampla, en leonés) que, hasta el año 2011, se colocaba en la plaza de Las Palomas, al inicio de la calle Teatro, para facilitar el tránsito de las procesiones; “Cronista de acera”, dícese de quien “ve” y sabe contarlo en clave de sentimental conocedor, cuanto acontece en los desfiles procesionales; “Rodapelo o Redopelo”, antiquísima denominación del paso “El Expolio”, popularmente conocido como “El Torero”, cuando la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno se lo encargo (1674) al imaginero Francisco Díez de Tudanca; “El pollero”, sitio de puja bajo el manto de las Vírgenes; “Matrícula”, identificación del paso realizada en tela bordada; “Hacer calle”, esperar la procesión, “marcando” el recorrido del cortejo.

Dialoguemos “en papón” y, a la vez, agradezcamos a quienes, con su inestimable aportación de ideas, vienen colaborando de forma anónima en el glosario que a continuación se detalla…

 

Palabra de Papón (Revisado 2016)

JAVIER FERNÁNDEZ ZARDÓN

palabra de papon

 

Abad / Abadesa: Máximo responsable de cada cofradía. En algunas de ellas puede tomar nombres distintos (Maestre, Hermano Mayor, Mayordomo…).

Papón: Cofrade. Término de incierto origen, exclusivamente acuñado y utilizado en León.

Paso: Representación en imágenes de la Pasión.

Pujar: Llevar el Paso a hombros de los propios papones, que reciben entonces el nombre de braceros /braceras.

Bracero / Bracera: Papón que puja el Paso. Titulares y suplentes en una tradición que antaño pasaba de padres a hijos y que hoy, se intenta, guarde escrupuloso orden de lista, tal como indica la norma.

Seise: Responsable de cada Paso. (No pujan, aunque suelen o pueden hacerlo ocasionalmente en algún trecho de la procesión; bien por promesa o por el “gusanillo”).

Bracero Mayor: Segundo del Seise en cada Paso. (Sí puja). En algunas cofradías, junto con ésta, existe también la figura del Secretario del Paso, habida cuenta la gran cantidad de papones que lo pujan.

Llevar el paso: Todos los braceros al unísono.

Perder el paso: Desacompasarse los braceros de una u otra vara para poder girar en las vueltas o en las esquinas. En los pasos de gran envergadura incluso hay que recular para abocarlos a la esquina (esta acción no es del agrado de los braceros más clásicos, que hasta la tienen por “deshonrosa”).

Pisar: Al bracero o braceros más cercanos, por bisoñez o impericia en la puja (¡paso corto!, voz que se dan entre sí los braceros cuando “arrecian” los pisotones).

Pujar de tacón (“clavar” los tacones): Acción que utilizan los braceros en las bajadas para retener el paso, evitando así una puja demasiado rápida y desacompasada.

Pujar contra el televisor: Dícese de pujar en la parte central trasera de las andas del paso, justo “contra” la cartola y con la cara materialmente pegada a la madera, sin ver más que “el televisor”. Así llamado por, generalmente, alguna de las planchas cuadradas o rectangulares que, representando escenas bíblicas o relativas a la Pasión, suelen componer la decoración de las cartolas. En los pasos de manto, hay incluso braceros -y braceras- que pujan prácticamente tapados por éste (pujar al abrigo del manto, se dice entonces).

El pollero: (pujar debajo…) Sitio de puja situado bajo el armazón de metal o cuerda tensada que, ahuecándolo, da volumen a la cola del manto de las Vírgenes.

Déjame una tiradina: Solicitud entre papones para “meter el hombro” en un determinado paso del que no suele ser bracero quien lo solicita (se llama “tiradina” a la puja entre dos paradas).

Bailar el Paso: Mecerlo al son de la música de cornetas y tambores.

Mecer el Paso: Bailar más suave y muy acompasado. Se emplea sobre todo en las vírgenes (Dolorosa, Soledad) para que no se deteriore el palio y se acentúe la majestuosidad de su procesionar.

Rasear: Deslizar suavemente las suelas de los zapatos sobre el pavimento, produciendo un inequívoco y monocorde sonido, totalmente acompasado, que tienen a gala los braceros.

Marchas: Las melodías que interpretan las bandas de cornetas, tambores y timbales, agrupaciones musicales y “bandas de palio”, en el acompañamiento del Paso.

Bandas: De cornetas y tambores y, desde hace algunos años, también agrupaciones musicales convertidas en auténticas “sinfónicas” por la profusión de instrumentos y la calidad de sus interpretaciones. Generalmente suelen estar formadas por los propios papones de las cofradías.

Bordones: Hilos de seda recubiertos de cobre (antiguamente de tripa), atravesados diametralmente en el parche inferior, que sirven para templar el tambor y proporcionarle un sonido consistente.

Galas: Conjunto de adornos, trenzados en pasamanería y tela bordada, que lucen las túnicas e instrumentos musicales de los integrantes de las bandas. Suelen confeccionarse en los colores representativos de la cofradía.

Marcar (las marchas): Indicar la marcha que se tocará seguidamente, mediante la breve emisión del sonido más representativo de la misma, para que se preparen los metales. Es, generalmente, el jefe de la banda quien se encarga de “marcar”.

Picar (las notas): Diferenciar y resaltar las notas mediante un golpe de viento o un cortísimo silencio.

Rufar: Continuo y cadencioso redoble que efectúa el jefe de tambores (cabo de tambores) para que la percusión -y los braceros- no pierdan el ritmo.

Raun: Golpe de tambor, que no llega a ser un redoble y que podría representarse, en la partitura, por un tresillo de corcheas. (Mús. Tresillo: conjunto de tres notas iguales, tocadas en el tiempo correspondiente a dos de ellas. Corchea: octava parte del compasillo).

Pasar a palillera: Cambiar, sobre el parche del tambor, el golpe de baquetas a la caja china (pieza de madera situada en el extremo superior de la circunferencia que sujeta el parche) con lo que se produce un sonido más tenue. Es tradición tocar en palillera cuando las bandas procesionan, entre otras, por la calle Cardenal Landázuri (antigua Canóniga Vieja) para no perturbar a los enfermos de la Obra Hospitalaria Ntra. Sra. de Regla y también para no “tapar” el raseo de los braceros en ese y otros enclaves típicos.

Andas: Sitio de puja de los braceros.

Brazo: Lugar específico de cada bracero en las andas, que puede variar (la eterna lucha del Seise) en función de la necesidad de “igualar”. Se dice “tener brazo” a ser titular de un Paso.

Igualar: Colocar a los braceros por orden de estatura en los sitios de puja. Se consigue así (“casi nunca”) que el Paso vaya más acompasado y resulte más fácil de llevar. Los Crucificados suelen ir “levantados” de la parte delantera, con los braceros más altos en ese sitio y viceversa para los demás pasos. Aunque esta es una norma no escrita que cada Seise o Junta de Seises interpreta o cambia a conveniencia de cada situación particular.

Parrilla: Andas (generalmente metálicas) sobre las que se asienta el trono del Paso. En sentido figurado los braceros las llaman varas.

Almohadilla: Protección esponjosa entre el hombro del bracero y las andas del Paso; antaño de esparto y hoy de gomaespuma. Van forradas de terciopelo, en la tonalidad predominante del emblema o túnica de la cofradía, y suelen llevar bordados el signo particular de cada Paso o el general de la cofradía. (*)

Matrícula: (de reciente creación, Cofradía Dulce Nombre de Jesús Nazareno) Identificación del paso mediante un adminículo de tela bordada en pasamanería, con bordados arabescos, que “tapiza” el yunque del llamador.

Horqueta: La utilizan los braceros para apoyarse, marcar y acompasar el ritmo del Paso y, antiguamente, sostener éste en las paradas.

Tentemozo: Barras metálicas móviles situadas en las cuatro esquinas interiores de la parrilla que sirven para sostener el Paso en las paradas. “Sacar” o “Meter” los tentemozos son voces que se dan entre sí los braceros.

Ir a la cadena: Dícese de los braceros (hombre o mujer) que pujan en las esquinas de los tronos, encargados de descolgar los tentemozos en las paradas y volver a recogerlos en las “arrancadas”, en referencia a la cadenina que los sujeta para que no se rompan. Antaño esta función se realizaba cruzando dos horquetas, operación nada fácil en ocasiones. Hoy, como ayer, esos braceros deben estar muy atentos para no fallar en la maniobra perjudicando a los demás hermanos de puja o, incluso, deteriorando los tentemozos. Nada hay más desalentador que romper un tentemozo en plena procesión.

Ir doblado (“de rodillas”): Expresión coloquial interna referida al cansancio que hace mella en los braceros cuando se acumulan las horas de procesión o cuando el Paso no va bien igualado. (*) “Arriba, hermanos; que vamos de rodillas”. “¡Meted ese hombro!”, son frases que (preferiblemente lo menos posible) pueden escucharse entre las varas de la parrilla.

Tocar: Golpear el anda para que los braceros suban o bajen -al unísono- el Paso en las paradas. Puede hacerse con la horqueta o con otro tipo de adminículo (“llamador”); algunos pasos llevan montadas en las andas ampulosas campanas para tal fin.

Trono: Parte elevada del Paso en la que van fijadas las figuras.

Estuco: Recubrimiento en yeso (masa de yeso blanco y agua de cola) de las figuras de los pasos, para después dorarlas o pintarlas.

Cartolas: Adornos en madera (adrales hechos de tablas) que cubren los laterales de los tronos.

Cordobán: Forma de repujado en cuero (piel curtida de macho cabrío o de cabra) que se utiliza para la confección de los tornos en algunos pasos.

Peinetas: Remates en las partes superiores de los palios de los pasos.

Sayones: Forma, generalmente burlesca, de denominar e interpretar las figuras que representan a los maltratadores de Cristo (verdugos que ejecutaban las penas a las que eran condenados los reos).

Túnica: Vestido de los papones.

Cíngulo: Cordón que, a modo de cinturón, ciñe la túnica a la cintura.

Capillo: Prenda de cabeza (puede ser alto o bajo).

Puñetas: Puños, bocamangas postizas, habitualmente de terciopelo y generosas dimensiones, que llevan adosadas las túnicas de algunas cofradías y en diversos colores distintivos de cada agrupación. (*) Como quiera que muchos de los papones leoneses pertenecen a una o más cofradías, las puñetas se montan y desmontan según convenga.

Hermanos de luz: Papones de filas portadores de hachones, velas, farolillos o faroles (según cada cofradía) que forman y acompañan en el cortejo procesional. Figura muy habitual en las procesiones de los siglos XVI y XVII.

“Hno. Encendedor” (sinónimo, inasequible al desaliento): Papón que, atento a cualquier incidencia ventosa -habitual en los cortejos vespertinos- se encarga de encender, una y otra vez, los cirios y velones que se montan en los pasos y suelen apagarse con irritante asiduidad durante la procesión. Aplícase a otros espontáneos papones que se ocupan de “prender” los carboncillos de los incensarios y las velas de los faroles que abren carrera por delante de cada paso.

“Hno. Bolardero” (avisador-señalizador): Figura de reciente creación. Papón, generalmente libre de puja o suplente, encargado de avisar, y señalizar situándose “allí”, la localización de los bolardos que delimitan las zonas peatonales del Casco Antiguo, cuidando de que ningún bracero tropiece en ellos, con el consiguiente peligro para su integridad física y la de todo el conjunto procesional. Muchas veces, espectadores y papones de fila, ayudan singularmente en la tarea.

Ensayo de pasillo: Referido a “paponines”, también a papones adultos, que después de ver una procesión imitan por el pasillo de casa lo visto –y vivido- en la calle. Puede aplicárseles a quienes –papones o no-, al escuchar un acorde semanasantero en cualquier época del año, “se les van los pies”.

Estampita: (recordatorio de procesión). Profusamente demandada por braceros y papones de fila, incluso espectadores, como recuerdo procesional. “Recuerdo de la asistencia a la Procesión de…”, que cada papón y papona guardan celosamente -todo el año… y venideros- en sus carteras, vitrinas y “caja de procesión” (arca, arqueta, cofre, estuche… donde se atesoran evocaciones semasanteras). Suelen representar la imagen “Titular” de cada Cofradía o también del Paso que cumpla algún aniversario ese año. “Hno. Estampita”, dícese del encargado de repartirlas durante la procesión, término cada vez más asentado en la Semana Santa Leonesa.

La pollada (cuidar de): “Paponines” al cuidado de papones veteranos, por lo general familiares (abuelos, madres, padres…), que los custodian durante la procesión. No es rara la entrañable imagen de “paponines” materialmente aferrados al cíngulo de papones grandes (incluso de braceros pujando) para no perderse en las filas; como también ciertas “consultas”, tan quedas como inevitables… “¿vas cansado?, ¿te haces pis, quieres salir?; de aquí no te muevas, ¿ves este paso?, pues aquí siempre”…; auténtica “escuela paponil” para quienes, con los años, tomarán el relevo de sus mayores.

Atajadores: Conocedores. Aplicase a quienes cortan y “recortan” por calles aledañas al recorrido de la procesión para verla varias veces. (*) Hay que tener la ciudad al dedillo para obtener buenos resultados. Se dice buscar o encontrar la procesión a verla en alguno de sus punto emblemáticos (vamos al encuentro de la procesión…).

Papones de acera: Término de reciente acuñación que hace referencia a cuantas personas que, sin pertenecer a cofradía alguna, gustan de seguir los desfiles procesionales en un punto concreto del recorrido (casi siempre el mismo) y sin desplazarse como los atajadores, aunque con semejante interés.

Hacer calle: Esperar la procesión, “marcando” el recorrido donde no hay aceras. El público delimitará así la carrera del cortejo.

Cronistas de acera: Dícese de quienes “ven”, y saben contarlo en clave de crónica costumbrista, cuanto acontece en los desfiles procesionales a pie de calle, con el ojo del conocedor, desde la emoción del sentimiento y sin importunar el discurrir de los cortejos. (*) Actualmente, suelen reflejar sus trabajos en diversas publicaciones escritas o digitales (revistas de cofradías, páginas web, foros cofraderos…).

Corte de capillo (relativo al cabello): Corte de pelo (a veces drástico) que gustan de realizarse cada vez más papones, sobre todo paponas, para evitar que la excesiva longitud de sus cabellos moleste con el capillo, que se llevará bajado durante muchas horas. (*) “Capillos abajo”; voz de mando, generalmente lanzada por los Seises al inicio de la procesión, para que se cubran los braceros y papones en general. (*) Las braceras y paponas más exigentes con las formas, gustan también de recogerse el cabello en cola o coleta, en lugar de cortárselo.

Pinchaflores: Papones del equipo de montaje de las cofradías encargados de pinchar los adornos florales en esponjas humedecidas, que posteriormente se colocarán en los tronos de los pasos, para que mantengan su frescura durante toda la procesión. (*) En tono jocoso aplicase al bisoño ayudante o aprendiz de montador.

Tentempié del Abad: En una regla no escrita, por mucho que rece en algún “Libro del Encargo”, invitación de abades, abadesas y mayordomos a un tentempié de media mañana al equipo de montaje de su cofradía, en “obligada” (y esperada) parada para que los hermanos montadores repongan fuerzas y renueven ánimos en la preparación de los pasos para la procesión. Empanada de bonito, sardinillas en aceite, escabeche de tino y limonada suelen ser las viandas más consumidas.

Andancio de papón (coloquial, desazón): Dícese del “bajón” que acusan paponas y papones en la tarde del Domingo de Resurrección. Al cansancio de la puja se añaden las calles silenciosas, sin el bullicio semasantero ni los redobles de las bandas; con el trajín de la recogida de tronos y enseres como telón de fondo; todo un año por delante… todavía, para volver a disfrutar de La Semana. (RAE, enfermedad epidémica leve).

¡A hombro!: Voz de mando para poner el Paso en tal situación y procesionar.

¡A brazo!: Voz de mando para poner el Paso en tal situación, sosteniendo “a pulso” las andas con los antebrazos.

¡Al suelo!: Voz de mando para “posar” el Paso o rodarlo con las pequeñas ruedecillas (¡a rueda!) suplementarias que van en los tentemozos. Se utiliza para poder “librar” los dinteles de las puertas de iglesias y capillas en la salida y posterior entrada de la procesión.

Junta de Seises: Los responsables de las cofradías organizados para la toma de decisiones al mando de abades y abadesas.

Abogador (muñidor): Criado de cofradía, papón que se encarga de aguardar y tener a punto el patrimonio y adminículos (insignias, varas de abad y seises, incensarios, guiones, pendonetas…) para las procesiones y demás actos que celebre la cofradía.

Libro del Encargo: Anotaciones (nunca vistas e incluso de tradición oral) que pueden considerarse como la interpretación práctica de los estatutos (la regla) oficiales por los que se rige la cofradía. Se refleja en él la “logística” de actos paralelos a los puramente procesionales o litúrgicos (juntas de seises, reuniones cofraderas tradicionales…).

Carta de pago: Justificante de ingreso en la cofradía (nombre del papón, fecha de alta, cantidad abonada y “una vela de cera blanca”… son algunas de las anotaciones que allí aparecen).

Junta Mayor: Los abades y abadesas de cada cofradía organizados, y con un representante episcopal, para la toma de decisiones generales de la Semana Santa.

Ronda: Exclusivamente en la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno (1611); declarada, como la procesión de “Los Pasos”, de Interés Turístico Internacional. En la noche y madrugada del Jueves al Viernes Santo recorre las calles de la ciudad llamando a los papones a la procesión. Esquila, clarín, tambor (destemplado) y voz: “Levantaos hermanitos de Jesús, que ya es hora”.

“La ronda del cable” (revisión del recorrido procesional): Dícese, en jerga paponil, al reconocimiento que días antes de Semana Santa efectúan, cinta métrica en mano, el seise, el bracero mayor y algunos braceros de cada paso por el recorrido oficial de la procesión a la búsqueda de enclaves conflictivos (estrechamientos, andamios, obras en edificios o en la calzada, letreros, escaparates…) a fin de conocer de primera mano las dificultades y su mejor forma de solventarlas el día de la procesión. Aunque cada vez menos, en las angostas calles del histórico trazado capitalino quedan aún tendidos eléctricos al aire (“el cable”) que presentan, por su escasa altura, una dificultad añadida para los pasos que portan a Cristo crucificado; los braceros tendrán entonces que inclinarlos, bajarlos a brazo, incluso a rueda en ocasiones, o, lo más habitual, confiar en la pericia del “Hno. Pertiguero” quien provisto de una larga horqueta (pértiga) levantará y sujetará el cable, permitiendo así salvar la altura de la Cruz.

La Rampa: (rampla, en leonés). Del fr. rampe, trepar, plano inclinado dispuesto para subir o bajar por él (RAE). Listones de madera que se colocaban, hasta este año que se han realizado obras de fábrica, desde la plaza de Las Palomas y al embocar la calle Teatro (“La Dolorosa”) para que los pasos de los cortejos procesionales pudieran salvar el obstáculo del par de peldaños allí existentes. (*) La colocación de la rampla, por parte de los empleados municipales aproximadamente una semana antes del Viernes de Dolores, se ha considerado siempre por los papones leoneses como el inicio “oficioso” de la Semana Santa.

Rodapelo o Redopelo: (cardar a contrapelo; vilipendiar, en sentido figurado). Antiquísima e inicial denominación que recibía el paso “El Expolio” (popularmente conocido hoy como “El Torero” y también antaño como “El Silencio”) cuando el entonces abad de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno –a la que pertenece la imagen-, Marcos Anguiano, concretó (30 de noviembre de 1674) con el imaginero Francisco Díez de Tudanca la realización de un despojado: “Cristo de Nuestro Bien […] las llagas de hombros y espalda, codos y rodillas muy llagadas […] y como si se le arrancara el pillejo”… (sic “La Cofradía de Jesús: Cuatrocientos años de pasión”, Jorge Revenga).

 

 

(*) En la procesión de “Los Pasos”, organizada por la Cofradía del Dulce Nombre en la mañana del Viernes Santo; las letras “S”, “P”, “Q” y “R” (por Senatus Populusque Romanus ; Senado y Pueblo de Roma) van bordadas en las almohadillas de los pasos: Prendimiento, Flagelación, Coronación y Ecce Homo. Las almohadillas de La Oración (primer paso) llevan bordado JHS (por Jesús Hombre Salvador) y en las del titular, Jesús Nazareno, el emblema de la cofradía. Las almohadillas de los demás pasos, llevan la inicial o acrónimo de su advocación. En las restantes cofradías el tratamiento es similar y tan diverso, que sería prolijo enumerar en cada caso.

 

UTENSILIOS:

Aunque cada cofradía observa sus particulares ritos, inspirados en los históricos de la Pasión y como, a la par, la ampulosidad de las actuales procesiones ha hecho suyos algunos que no lo son tanto, se hace casi imposible detallar los adminículos de cada una. No obstante, sí que, lejos de excéntricas modernidades, se mantienen ciertos elementos esenciales que se han conservado -y conservan- a lo largo de los siglos…

Incensario: Pequeño brasero (más o menos repujado) con cadenillas y tapa, que sirve para incensar… “calvario” de monaguillos (a quienes se les apaga continuamente), papones (“atufados” por su humareda) y encendedores, que no dan abasto a prender los carboncillos cuyas chispas resultan ser enemigas acérrimas de túnicas, capas y primorosas mantillas de las Manolas que se aventuran en derredor.

Naveta: Recipiente, generalmente en forma de navecilla, que sirve para guardar el incienso que se utiliza en los incensarios… cuya cucharilla muestra una exasperante propensión a perderse constantemente.

Muceta: Esclavina (“babero”) que cubre el pecho y la espalda, y que, abotonada por delante, usan como señal de su dignidad prelados, licenciados, ciertos eclesiásticos… y monaguillos en ampuloso remate de sus ropajes procesionales. Generalmente de seda, las mucetas que lucen los monaguillos en la procesión de “Los Pasos” (figura rescatada hace unos años por la cofradía del Dulce Nombre) son de terciopelo color morado, con el emblema de la cofradía bordado en su centro.

Polea: Cierre de oro del cuello de la camisa del antiguo Jesús (figura anónima, hacia 1759) del también antiguo paso “Oración del Huerto” que conserva, celosamente guardada desde hace décadas, la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno en una caja de cerillas de la II República y que pasa a custodiar anualmente el Abad de cada mandato, junto con los demás atributos de su cargo (insignia, vara de mando, llaves de las dependencias de la cofradía… y una curiosa polvera femenina, réplica de las que se usaban a principios del XIX para esconder ejemplares de “La Pepa”).

 

Y otras lúdicas acepciones…

En el mero divertimento recopilatorio, brillan con luz propia otros términos que, no por menos cultos (si es que alguno de los anteriores lo es) o más paganos (la Semana bien que también lo es en algunas de sus manifestaciones) deben dejar de tener su sitio. Allá vamos…

 

Limonada (de limón): Bebida compuesta de agua, azúcar y zumo de limón. // de vino, sangría (nunca se le ocurra pedirla así por estos nuestros pagos), bebida de agua de limón y vino tinto. // Purgante, citrato de magnesia disuelto en agua con azúcar. // Seca. Polvos de ácido cítrico y azúcar, con que se puede preparar una limonada (¿) disolviéndolos en agua.

Y ahí estamos; en lo de los polvos… que luego vienen esos lodos: “clavos” como tambores y estomacales “ardores” que ponen a uno los pelos de punta.

Así que, ya ven, hasta el Diccionario de la Lengua (el de la Real Academia) avisa de los peligros de “esa” limonada… de sus mezclas y mezcolanzas, como bien saben los penitentes de tabernas, tabernuchos y figones de medio pelo.

“En la mezcla está el peligro”… como dijo alguien. Que lo de matar judíos (beber limonadas en Semana Santa, al más puro estilo Legionensis) es costumbre, tanto más sana… cuanto más lo sea el “brebaje”. Sucesor, por línea directa, de aquel “vino aloque” cuyos orígenes, al decir de los estudiosos, se datan allá por el XVII.

 

Oblea (del Lat. Oblàta y en leonés “olea”): Hoja delgada de masa de harina y agua, cocida en molde, y cuyos trozos, cuadrados o circulares, servían más generalmente para pegar sobres, cartas o para poner el sello en seco. // (4) Hoja delgada de pan ázimo de la que se sacan las hostias y las formas.

En clave semanasantera, delicioso majar, transportado en carrito y a veces voceado, con el que la chiquillería (y sus pacientes acompañantes) entretienen la espera de los cortejos procesionales. Hoy, tan imprescindible el carrito de las obleas como el redoble de los tambores.

 

Globo (del Lat. Globus): Receptáculo de materia flexible, lleno de un gas a veces menos pesado que el aire ambiente, con el que juegan los niños o que sirve como decoración en fiestas.

Hoy… inevitable adminículo de toda procesión que se precie; enemigo acérrimo de la brasa de los cigarrillos y cualesquiera otro objeto punzante, y cuya enmarañada visión, por lo abigarrado de sus personajes ya difícilmente identificables, pone en aviso de la llegada del cortejo y “avisa” a los bolsillos paternos de las apetencias de sus tiernos púberes… que tardarán horas en decidirse por el personaje para, cuando por fin lo consiguen, apreciar, con emocionado disgusto… que alguien se les ha adelantado y ya “no queda” el héroe apetecido.

 

¡A caras va la mano…! O a cruces, que tanto da… para dejar en el corro la bolsa y ardorosas apuestas en las, también inevitables, CHAPAS de nuestros pecados… que, en eso también, la penitencia llevan.

Y como también “alguien” dijo… puede ser una experiencia fuerte (sobre todo a la hora de rendir cuentas en casa) especialmente recomendada para turistas y foráneos. ¡Qué haya suerte!, en esta tolerada aventura.

 

Al fin y la postre, después de tanta palabrería, que cada cual es muy dueño -se admiten sugerencias- de poner de aquí y de allá quitar…

¡Buena puja, hermanos!

 

 

Post Scriptum.- El vocabulario semanasantero pasa de padres a hijos, de papones a papones, en la enigmática tradición oral que, sin apuntes ni -mucho menos- “diccionarios”, ha sabido conservarse a través de las décadas (siglos ya) y con su sola utilización en las peculiaridades de una semana.

 

En abril de 1992, Diario de León (y el que suscribe) publicaba por primera vez un pequeño glosario, un retazo a vuelapluma de las palabras utilizadas en Semana Santa por sus protagonistas (todos los son, observadores y papones).

En años sucesivos, en este mismo periódico y con ilustraciones de Juárez, siguió publicándose y dándose a conocer popularmente. Sin mayores pretensiones, sin ánimo didáctico alguno, sólo como una suerte de divertimento recopilatorio.

Luis Pastrana (+), Cronista Oficial de la Ciudad, lo citó -y tuvo la gentileza de hacerlo con su procedencia- en el libro “Semana Santa de León” (León, 2000) con lo que nuestro vocabulario tomó una evidente carta de naturaleza hasta acabar por convertirse en todo un clásico.

En 2001, Palabra de Papón obtuvo el “Premio de Reportajes” de la Casa de León en Madrid y El Círculo de Periodistas Leoneses, que reconoce los trabajos que contribuyen a divulgar la cultura y tradiciones leonesas.

El mérito, como tantas veces, del mismísimo pueblo; verdadero protagonista, por actuante, de cualesquiera manifestaciones que pervivan en su ánimo.

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