HOY ES SÁBADO DE PASIÓN

UNA PASIÓN CON MAYUSCULAS
La vida cambia de la noche a la mañana, en ocasiones para bien, pero muchas veces para mal. Semana de fríos ensayos a orillas del rio Bernesga, comenzamos a dar nuestros primeros pasos en la calle para adaptarnos a nuevas acústicas y para que miembros más noveles coordinen la laboriosa tarea de andar y tocar a la vez, cosa que siempre los primeros días se complica. Pero esa semana íbamos a ensayar en parado, en posición de concierto. El fin de semana siguiente tendríamos una cita muy especial: daríamos un concierto las secciones musicales de la cofradía en la Santa Iglesia Catedral, esa a la que todos los leoneses miramos con ojos de enamorado. Sería un evento único, un escenario inigualable. Pero con el transcurrir de los días de la semana, la ilusión se mezcla con la incertidumbre. Las noticias nos están haciendo saber que este nuevo virus que proviene de China no es una broma. Los miembros de la banda comienzan a transmitir su miedo a que pase algo, a algunos de los más pequeños les aconsejamos que no acudan a los ensayos, el resto seguimos al pie del cañón. La ilusión es un arma que nunca ha de frenarse. Pero las cosas cambian, como decía al principio; tan solo un día antes del evento, el abad nos comunica que se suspenden los actos, pero no solo ese esperado concierto en la catedral, no: se suspende todo.
Quizás al principio no lo creíamos, o la novedad de la situación nos impedía ver más allá… pero llegó el Viernes de Dolores y las lágrimas caían como un cubo de agua fría. Este año no había procesiones, pero no por inclemencias meteorológicas, este año nos quedaríamos todos en casa, sin poder salir, sin oler el aroma de los pasos, sin escuchar la música de los tambores a lo lejos, esos que escuchas y dices a tu acompañante: «¡corre, que ya va por ahí la procesión!». Recuerdo salir de casa uno de esos días ataviado como en una película de ciencia ficción, con mascarilla, gafas, guantes… (qué poco acostumbrados estábamos en ese principio) y recorrer las calles en coche la ciudad de camino hacia un supermercado. El alma se me cayó a los pies; lo bonito que está mi León en Semana Santa y lo triste que está ahora. No había absolutamente nadie en la calle, los escaparates de los establecimientos cerrados estaban llenos de carteles que anunciaban una Semana Santa inexistente. Nadie miraba esos carteles. Es de las escenas más tristes, sentimentalmente hablando, que han cruzado por mi cabeza en mis años de vida.
Al final aprendimos a vivir esa Semana Santa de una manera diferente, más íntima, aferrándonos a los sentimientos, a los recuerdos. Las procesiones se sustituyeron por videos de otros años y por videollamadas con los hermanos de cofradía. Los aplausos de las 8 de la tarde que los españoles dábamos en agradecimiento a todos los que estaban trabajando contra los efectos de esta pandemia, los cambiamos esos días por toques de corneta, trompeta, tambor… Teníamos que hacer algo, lo que fuera. Una Semana Santa no puede pasar sin más. Y como todas las Semanas Santas, pasó. Pero esta vez no volveríamos a los ensayos después de unos días a montar la próxima pieza musical que solemos estrenar en Corpus y con la que solemos acabar la temporada con buen sabor de boca y ganas de que pase el verano pronto. O sí. Al director musical se le ocurre montar una marcha desde nuestras casas. Nos envía a cada sección de la banda nuestra parte de la marcha y con penurias, dificultades y, lo más importante, sin ensayo, logramos tocar lo que nos pide. Él, muy apañado en estos avances tecnológicos, enlaza todas las voces, limpia imperfecciones y la deja decente, incluso para la situación. El resultado es admirable. Se trata de una marcha con el título de «Luz de Vida» dedicada a La Virgen de la Luz de la Cofradía del Santo Sepulcro Esperanza de la Vida, paso al que acompañamos, y a la vez a esos sanitarios, médicos, enfermeras, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, militares… Todas esas personas que en esta situación les había tocado sacar la procesión o profesión a la calle.
Pero pasó el verano, y aunque ya no estábamos confinados en casa, seguíamos sin poder ensayar.
Al igual que el paso de los días y los meses también yo como director de una banda, tengo miedo de que pase la ilusión por volver, tengo miedo de que la gente opte por otras aficiones y cuando llegue el momento de acudir al ensayo solo encuentre sillas vacías. Pero Tomás Castro, el abad de la cofradía, es una persona muy pertinaz. Él se niega a que no haya nada, es cierto que hay cosas que no vamos a poder hacer, pero no le gusta ver el vaso medio vacío, él lo ve medio lleno. Ha pasado por infinidad de aflicciones personales durante esta pandemia. Sin embargo, él sigue viendo el vaso medio lleno y es de los que nos anima a que hay otras muchas cosas que sí se pueden hacer cumpliendo siempre las medidas de seguridad y sobre todo sanitarias.
Así que, con un año de retraso, esas jornadas organizadas por la cofradía de Jesús cuyo culmen era el concierto en la Catedral, se adaptan como nos estamos acostumbrando a vivir el día a día: adaptándonos. El escenario será en el próximo Museo de la Semana Santa y con una plantilla de miembros en las formaciones reducida, guardando los espacios y por supuesto pasando un test de antígenos unas horas antes.
Pues, sorprendentemente, los miembros no habían cambiado sus aficiones, los miembros deseaban acudir en masa.
Mis dudas se disiparon, mi ánimo se alzó como llevaba meses sin hacerlo. Y es que en mi pensamiento había un error muy grande y que quizás muchos al leerme hayáis calado ya. La Semana Santa no es ni será nunca una afición. Una persona no deja de ver la final más esperada de su equipo favorito por una afición, una persona no cambia los planes con la persona que ama por una afición, una persona no deja apartados a sus familiares durante unas horas al día cada día de la semana por una afición… La Semana Santa que vivimos los músicos no es ni será nunca una afición… es una PASIÓN con mayúsculas.
Tomás Mínguez Haro
Director de la Banda de CCyTT de la Cofradía Dulce Nombre de Jesús Nazareno

Los comentarios están cerrados.