Virgen del Camino de León Coronada, 1930

En estos tiempos en los que las referencias Semanasanteras del sur de España están tan en boga, conviene recordar y dar a conocer que la práctica de las coronaciones canónicas de las imágenes de la Virgen María no es exclusiva de sus costumbres.

En León, aunque en escasos escritos se haga referencia y para muchos sea un hecho desconocido, desde 1930 nuestra querida Virgen del Camino está coronada canónicamente.

Estas coronaciones, a las que desgraciadamente se les está quitando valor, por lo cotidianas que están empezando a resultar, tienen mucha historia y a diferencia con la actualidad su consecución era el resultado de muchos años de trabajos, estudios y documentación.

En el año 1.914, el leonés y Obispo de León (entre 1.913 y 1.937) D. José Alvarez Miranda consigue del Papa que se reconociera el más alto grado litúrgico a la Virgen del Camino como Patrona de León. El Papa Benedicto XV concede, ya en 1.917,  que la imagen sea coronada canónicamente.

De inmediato se crearon juntas vecinales, comisiones religiosas, grupos de asesores, expertos religiosos, se fundó una revista, etc. para preparar por todo lo alto tal solemnidad.

Parece que no está muy clara la razón del retraso, quizás por tanto grupo-comisión-juntas, pero los actos de la coronación se fueron aplazando indefinidamente para una fecha que se anunciaría, pero sin concretar. Y el tiempo pasó.

Durante los meses de Agosto y Septiembre ya del año 1.930 el Obispo y las autoridades leonesas deciden llevar a buen fin la ceremonia de la Coronación, y se fija para el domingo día 19 de Octubre de ese año.

En viísperas del día de la Coronación, la ciudad de León tiene una animación inusitada. Luis Pastrana escribe en POLÍTICAS CEREMONIAS DE LEÓN (Una historia íntima del la ciudad y sus tradiciones):

“Todos los trenes de viajeros llegaron abarrotados de gentes que venían dispuestas a presenciar los magnos actos que iban a celebrarse. Algunos trenes llegaron con retraso debido a que en las estaciones tenían que detenerse más de lo previsto para recoger y acomodar a quienes querían venir a León. Los autos de línea estuvieron haciendo viajes continuamente, y volcando sobre la ciudad muchísimos viajeros. Los hoteles, las fondas y casas de huéspedes bullían de forasteros, que se derramaban por cafés y bares. De Asturias llegaron muchos naturales del Principado. León se engalanó. De los balcones de las casas, colgaduras. Se instalaron tres arcos-en la calle Fernando Merino hoy calle Ancha, puente de San Marcos y Renueva-, preparados dos sesiones de fuegos artificiales para el mismo domingo en la plaza de la Catedral y el jueves siguiente en la plaza Circular, hoy de la Inmaculada; conciertos, iluminaciones, una comida extraordinaria para los pobres y un festival tarurino el lunes 20 en la plaza con el rejoneador Alfonso Reyes y la banda filarmónica taurina El Enlace”.

Coronación canónica que se realizó sin el Papa, asístió en su nombre el Cardenal Pedro Segura, y sin el Rey, representado por su hijo el Príncipe D. Jaime de Borbón.

J.Salvador y Conde escribe sobre la fiesta de tan gloriosa efemérides:

 ” El entusiasmo, emoción y cánticos se perdían en la explanada, sobre todo entre las rasantes pasadas de nueve aviones que arrojaban flores a la Virgen. Por todas partes reinaba el regocijo, el ruido de las tracas y la música de varias bandas”.

Los ecos de la ceremonia y de la Coronación no se apagarían. En el Bar Azul (hoy ya no existe) se proyectó durante varios días la película de la Coronación, siendo presenciada por numerosas personas.

Es interesante recordar que en el centro de la parte vieja de la ciudad de León, en la plaza del Grano, existe otra Virgen, hoy llamada del Mercado (por encontrarse ubicada en dicha Iglesia). que la antigua Virgen del Camino. Es igualmente una Piedad; en esta representación del siglo XV el cadáver y el rostro de Cristo están colocados hacia arriba.

¿Qué es una Coronación Canónica ?
Desde el siglo XVII, el Conde Sforza, dejó establecido que las coronaciones debían concederse a las veneradas imagenes y pinturas de Nuestra Señora que hayan reunido tres criterios a ser estudiados por el Venerable Cabildo de San Pedro:

– Antiguedad en la veneración de la Imagen
– Popularidad de su culto
– Cantidad de milagros atribuidos a su intecesión.
Si la solicitud – presentada por el Obispo del lugar – era aceptada, se debería llevar a cabo un acto solemnísimo en que todo el público pudiera ser testigo, un acontecimiento que podía imaginarse en reproducciones pictóricas. Tal acto solemne debería manifestarse de la misma manera por las calles, con procesiones y fiestas a las que la Ciudad tendría acseso, rindiéndole especial tributo las autoridades. Gracias a este rito, los templos y Santuarios se veían adornados con títulos y privilegios.

En el siglo XVIII se reseña la necesidad de que “Este acto celebrado en honor del Principe de los Apóstoles, corresponda, como es razón en la pompa y lucimiento a nuestro deseo y principalmente a la dignidad de la Soberana Virgen María”.

Las respectivas normas eran muy detalladas, cuidando todos los actos y cultos que deberían realizarse, tanto antes, durante y después de la Coronación. “remitimos también el orden o fórmula que se ha de guardar en poner la corona de oro, o coronas en caso que esté juntamente con la Santísima Virgen la imagen de Jesucristo Señor Nuestro; como así mismo las armas que se han de grabar en una (o ambas) de Nuestro Reverendísimo Cabildo y del Conde Alejandro Sforza Palavicino, que fue el fundador de esta obra tan piadosa”.

Pues bien, para dar inicio a los especialísimos cultos por la Coronación, el Cabildo Vaticano mandaba a fabricar la corona con los emblemas ya descritos, y envía a la Ciudad en que se efectuará dicho acto, un Canónigo desde la Ciudad Eterna, que sería el delegado Pontificio para realizar en su nombre este Acto. Así tambien se gestionaban de su Santidad, favores especiales – indulgencias por lo general – para el día de la celebración.

Así tambien se promovía de las respectivas Autoridades religiosas del lugar, la fundición de medallas, la pintura de lienzos y la impresión de estampas. El ambiente era verdaderamente festivo, 3 días antes de la fecha para el acto, se debían repicar a vuelo las campanas y se procedía a adornar el Santuario y alrededores con gran lucimiento. Las paredes del templo debían mostrarse con telas de seda, escribir en sus muros poemas de alavanza a María, y colocar los escudos del Papa, el Cardenal Arcipreste de San Pedro y el Canónigo delegado.

La música cumplía un papel preponderante, coros e instrumentos diversos interpretaban hinmos marianos. Se cantaba la misa y se oraba por los presentes y el eterno descanso del Fundador de esta obra pía, por intercesión de María “Reina de Misericordia y graciosa Princesa”.

El momento culminante de la Coronación, debía de ser acompañado solemnemente con clarines, tambores, repique de campanas y salvas de artillería. Por la noche seguían fuegos artificiales y durante los tres días posteriores se celebraban “Misas solemnes, sermones panegíricos, composiciones retóricas, sagrados coloquios y otros conciertos de suaves y armoniosas consonancias”.

Entre los obsequios recordatorios que se entregaban, cabe mencionar las reparticiones de estampas con la imagen coronada, de las cuales, treinta debían hacerse en seda sobre tono amarillo o galón de oro o plata para los Canónigos de San Pedro en Roma. Así mismo se debía enviar un gran lienzo a Roma para conservar el recuerdo de dicho acontecimiento. Los responsables del templo prestaban juramento de que la corona permanecería en la cabeza de la imagen.

Dicho ritual de imposición de la Corona en las devotas imagenes marianas, ha sido desde el siglo XVII hasta el XIX sin variaciones, salvo la extensión universal de la misma, la elaboración de las coronas en sus respectivos lugares de veneración, y el requisito que para coronarse a una imagen mariana por lo mínimo debía tener 50 a 70 años de antiguedad.

Es hasta 1981, en que tambien se faculta a los Obispos diocesanos de conferir la Coronación a las imagenes que se veneren en sus respectivas jurisdicciones, con ello queda establecidas tres clases de coronación.

Coronación Canónica Pontificia.- que otorga la Santa Sede en Roma, por la importancia que esta tiene, simplemente se le considera como Canónica, y tiene mayor peso sobre sus similares.

Coronación Canónica Diocesana.- que otorga la Diócesis en una Ciudad o País.

Coronación Litúrgica.- aquella que no necesita de permiso alguno, que la realiza cualquier eclesiástico y puede llegar a ser elevada al rango de Canónica Diocesana.

Bulas y breves de la Coronación

Con frecuencia se suelen entregar Breves o Bulas Pontificias, aunque estos nombres no esten correctos, ya que no afectan como leyes a la diócesis o feligresía, tan solo es la distinción que se condede a una imagen mariana, pintada o esculpida de la Virgen María, o sea es un documento en que se especifica la concesión de dicho privilegio.

Requisitos para una Coronación

La sagrada imagen que ha sido postulada para recibir el privilegio de la Coronación Canónica, debe de reunir los siguientes requisitos, indispensables y debidamente comprobados por el Obispo u autoridad eclesiástica.

– Antiguedad no menor de 50 años (Se entiende que posea valor artístico y cuya Historia se encuentre debidamente documentada).
– Gozar de probada devoción (desde sus inicios hasta su estado actual)
– Comprobación de los favores concedidos por dicha imagen y la irradiación de su culto.

Reunidos estos requisitos por dicha imagen, esta documentación deberá ser presentada por el Obispo, Dignidad eclesiástica o Superior de alguna orden religiosa y pedida expresamente por él, a ellos se unen los clamores de las autoridades civiles el pueblo católico de la localidad en general, llegandose a formar un comité de laicos que dedicará sus esfuerzos con este fin, así como las adhesiones de los Gobernantes que será todo un homenaje a la Madre de Dios.

Del día en que debe celebrarse

Respecto al día en que la ceremonia debe realizarse, se recomienda esta se efectue dentro de alguna solemnidad o fiesta de la Santísima Virgen, en algunos casos se hacen el mismo día de la fiesta de la advocación que la imagen posee y va a ser coronada, también se recomienda hacerlo en Sábado, el día mariano por autonomasia. A ello habría que añadir que no se debe realizar en las grandes solemnidades de Nuestro Señor, ni en días de caracter penitencial, ello comprende la cuaresma y Semana Santa.

Del momento en que se realiza

Comunmente suele efectuarse durante la Misa Pontifical – la que es celebrada con toda solemnidad por el Obispo gobernante, acompañado de otras dignidades eclesiásticas – y es lo más recomendable. Tambien ellas pueden darse en la Litúrgia de la Palabra o de las Vísperas en la Litúrgia de las horas. Cabe mencionar que el Ritual de la Coronación establece celebrar la Misa de Santa María Reina, o la que corresponda a dicha imagen que cuente con oficio propio; así mismo las vestimentas que ha de usar los celebrantes deberán ser de color blanco, festivos, a no ser que se prefiera otro por diversos motivos.

Los Efectuantes del rito

Para llevar a cabo la Coronación, Su Santidad el Papa, ha enviado un Delegado Pontificio para la Coronación de la imagen desde Roma, aunque tambien suele delegar a los Nuncios Apostólicos y los Arzobispos u Obispos. No pudiendo realizarlo el Delegado Papal, se deberá elegir a un clérigo competente que haya participado activamente para la realización de dicho acto y autorizado por el Delegado Papal.

La Corona

En cuanto a corona, esta ha de unir la dignidad de la Soberana y nobleza a la sobriedad, En su hechura, el material en que debe realizarse es en oro puro, para su ejecución, la presea debe responder a factores culturales y gustos artísticos de la Ciudad o localidad, de modo que sea un símbolo adecuado, con que la Ciudad ha de homenajear a su Reina y Señora, ella debe contener piedras preciosas, aunque no siempre, y debe ser lo más regia posible y emplearse el mayor empeño en ella, para expresar nuestro vasallaje a la Emperatriz del Mundo.

El rito de la Coronación

Respecto a la Coronación propiamente dicha, debe estar revestida de gran solemnidad, para ello en la Procesión de entrada, deberá figurar la Aurea corona, portada con la reverencia del caso, esta debe ubicarse en un lugar privilegiado dentro del altar, a la vez que apreciado por todo el público concurrente a dicha ceremonia.

La Misa Pontifical deberá seguir con normalidad hasta la Homilia, en la cual deberán exaltar las glorias y reinado de María , y su papel de Madre para el Mundo y la Iglesia. al concluir el Panegírico, se realizará el rito de Coronación. Las coronas deberán ser presentadas por los padrinos, quienes llevarán la corona hasta la presencia del Obispo, que despojado de la Mitra, recitará la invocación correspondiente, en acto reverente, todos los eclesiásticos se pondrán de pie; acto seguido se le rociará el agua bendita sobre la presea, con ella bendiciendo esta corona, tambien bendice la labor de todos los que hicieron posible este acontecimiento, a continuación, y acompañado de un clérigo u otra persona, se dirigirá hasta la Santa imagen e impondrá sobre las sienes de la imagen la Corona (si la imagen mariana porta a la imagen de Cristo, deberá imponersele primero la corona a dicha imagen). Este momento de inmensa alegría se trasluce en el vuelo de campanas, fuegos artificiales y otras maneras externas de reindir pleitesía a María

Una vez impuesta la corona sobre la Reyna y Señora, se canta una antífona, canto mariano o el Himno de la Coronación que ensalce la Realeza de María, culminando con la incensación que realiza el Obispo a la imagen coronada.

Luego de ello sigue la Misa como de costumbre.

Todo ello, al finalizar la Santa Misa, se ha preparado un homenaje público para la sagrada imagen, sacando en procesión triunfal a la Reina Coronada, en reconocimiento general del privilegio que se ha concedido a esta efigie mariana

FUNDAMENTOS TEOLOGICOS

Todos reconocemos a Cristo como nuestro Rey y Señor, El, por su naturaleza Divina, ejerce autoridad real sobre toda su creación.

Como hombre ha ganado ese título, por llevar a cabo la Redención de la Humanidad (Filip. 2, 9); Ahora, así como la luna es refulgente por reflejar la luz del sol, María es Reina nuestra al reflejar la realeza de su Hijo.

En el Concilio de Efeso (431) se reconoce y proclama a María “MADRE DE DIOS”. Jesús en su concepción es llamado “Hijo del Altísimo”, el Rey que recibirá el Trono de David y que reinará por siempre. María es pues la Virgen descrita por Isaías como la elegida desde la eternidad para ser la Madre del Rey, de aquí se desprende que, por naturaleza el título de Reina.

Ella es la Madre, es la “Guebirah” del pueblo de Israel, cuyo trono es colocado junto al de su Hijo, y que obtiene gracias para sus súbditos.

Por otro lado, recordando las palabras de Pablo (2 Tim. 4, 8), observamos a María que gana ese derecho: Ella es la discípula perfecta, que escuchó y acogió la palabra de Dios y la cumplió hasta el final, es nuestra Corredentora, que ofreció su corazón para ser traspasado por la espada del dolor (Lc. 2, 35) María es la nueva Eva, si por una vino la condenación y la muerte, por la Madre de Cristo nos vino la salvación y la vida eterna para todo el género humano.

En Caná de Galilea se manifestó su poder intercesor, adelantando la hora de su hijo: En la gloria este poder se toma perennemente inagotable, pues intercede ante la Divinidad, que es a la vez, su Padre, su Hijo y su Esposo: es la omnipotencia suplicante. Por tanto podemos reconocer a María como Reina con derecho adquirido.

Ya desde los primeros años, la comunidad cristiana ha reconocido esta dignidad real de María, Liturgicamente este título es repetido constantemente en oraciones marianas y cantos como la Salva Regina, Regina Coeli, Ave Regina Coelorum.

Así tambien en las letanías lauretanas, es tambien donde se le llama “Reina de los Angeles” de todos los Santos, del Mundo, de la Paz, etc.. De la misma manera los artistas se han complacido en representarla en actitud mayestática, sentada sobre un trono y ostentando regia corona, sirviendo Ella misma de trono a su Sacratísimo Hijo como el “Trono de la Sabiduría”.

En los misterios Gloriosos del Santo Rosario, tambien se invoca en el último misterio la Coronación de María como Reina y Señora de la Creación, es la culminación de la obra divina que pudo realizarse gracias a la mujer sencilla de Nazareth, recibiendo la corona merecida.

En Resumen, podemos afirmar de una manera categórica, que María Santísima es Reina por naturaleza y por derecho adquirido, y con gozo podemos aclamarla diciendole “Tu eres el honor de nuestro pueblo”.

 

Bibliografía: Antiguos alumnos Dominicos Virgen Camino de León, Cofrades abc.es. Fotografías: Antiguos alumnos Dominicos Virgen del Camino de León.