La “Visita” de los Monumentos

De esta forma presentaba H. Maron en 1907 la tradición de la visita de los monumentos el día de Jueves Santo, esencia que se puede captar en la fotografía que ha legado para la historia de la ciudad de León el fotógrafo Francisco Lorenzo (Imagen 1), a pesar de que fue tomada años más tarde a la publicación firmada por el referido autor. Apuntar someramente, que Francisco Lorenzo (1901- 1997) abrió en 1925 el conocido establecimiento La Gafa de Oro, sito en la calle Ordoño II .

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El “Monumento” se prepara con el fin de alojar y velar la reserva eucarística tras la Misa de Jueves Santo hasta los Oficios de Viernes Santo, por este motivo durante siglos se armaron escenografías de gran aparato encuadradas en el denominado arte efímero que incluso venían a burlar las prescripciones litúrgicas sobre el velado de cruces e imágenes con paños negros o morados desde el Domingo de Pasión. Con el tiempo, y sobre todo a partir del Concilio Vaticano II, la puesta en escena de los monumentos ha decaído desapareciendo los grandes montajes que se levantaban durante semanas e incluso meses, fundamentalmente en las catedrales, utilizándose en la actualidad una estética más sencilla y austera donde se pretende resaltar la idea de la institución de la Eucaristía.

A pesar de todo, realizar en la actualidad las siete visitas preceptivas a los monumentos, sigue siendo una hermosa costumbre en la que los sentidos juegan un papel muy importante a lo hora de percibir un ambiente de adoración gracias a los aromas y colores de las flores, del incienso de la liturgia, de la cera, del silencio o de las melodías gregorianas… Aunque coincida con los días “fuertes” desde el punto de vista de las procesiones, la visita de las iglesias es perfectamente compatible pues si no es posible realizarla en la tarde-noche de Jueves Santo puede efectuarse a lo largo de la mañana de Viernes Santo.

A través de este artículo mostramos la visita a siete templos leoneses donde podemos ver sus respectivos Monumentos de Jueves Santo.

Estos evocadores altares, nunca coinciden con el altar mayor, dispuestos con una puesta en escena efímeros corresponden al del convento de San Francisco (Imagen 2),

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al de la parroquia de Nuestra Señora del Mercado (Imagen 3),

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al monasterio de las Concepcionistas (Imagen 4),

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al de la parroquia de San Martín (Imagen 5),

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al sencillo monumento del monasterio de Santa María de Carbajal (Imagen 6),

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al de la parroquia de Santa Marina la Real (Imagen 7)

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y al de la parroquia de San Marcelo (Imagen 8).

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En cada visita se ha de meditar acerca de un momento de la Pasión que, según los antiguos devocionarios amarilleados por el paso del tiempo, son las siguientes:

Primera visita: Jesús instituye el S.S. Sacramento de la Eucaristía.

Segunda visita: Jesús hace oración, y suda sangre en el Huerto de Getsemaní.

Tercera visita: Jesús es entregado por Judas, y prendido como malhechor.

Cuarta visita: Jesús es abofeteado en casa de Anás.

Quinta visita: Jesús es condenado y escarnecido en casa de Caifás.

Sexta visita: Jesús es burlado como loco en casa de Herodes.

Séptima visita: Jesús es pospuesto a Barrabás, en casa de Pilato.

Desde aquí invitaría a cuantos nunca hayan seguido esta costumbre para que un Jueves Santo o un Viernes Santo se decidan a recorrer varias iglesias porque en ellas descubrirán unos templos impregnados de un clima espiritual y artístico que se convierte en un verdadero festival para los cinco sentidos, sin olvidar, claro está, el significado de estos altares efímeros, o al menos mostrando el correspondiente respeto.

Eduardo Álvarez Aller,

Guía de “La Sebe” 2015