«Entremos dentro de nosotros mismos«, nota pastoral del obispo de León

El obispo de León, Julián López, ha hecho pública una nota pastoral en la que bajo el título “Entremos dentro de nosotros mismos” realiza una llamada a que “ante la pandemia del COVID-19 que estamos padeciendo, deseo invitar a todos a la conversión pastoral y a la autenticidad de nuestros actos de carácter religioso, sean individuales, familiares o comunitarios”. “Ante cualquier hecho o acontecimiento que se sale de los normal u ordinario, y esta pandemia tiene todos los visos de parecerlo, hemos de acudir a la fe y a la oración no solo para encontrar una respuesta sino para seguir adelante con la ayuda divina” prosigue Mons. López Martín, quien indica que “el mejor modo de afrontar la situación desde el punto de vista religioso consiste en hacer lo que el Señor aconseja en el Evangelio: ‘Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre’ (Mt 8,7-8)” desde la convicción de que “la oración es ese primer paso, pero con ella la conversión del corazón y, en la medida de lo posible, la solidaridad o caridad práctica”.

TEMPLOS A PUERTA CERRADA

En esta nota pastoral el obispo de León constata que “ahora que se acercan los días santos de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo se ha haciendo realidad lo que ninguno de nosotros podía imaginar hasta hace unos días, que la Semana Santa de este año iba a ser del todo singular y no por causas meteorológicas como la lluvia, por ejemplo, sino por causas de “fuerza mayor” según el significado que esta expresión tiene en el derecho, es decir, cuando un acto no se puede evitar ni prever. Las consecuencias son claras y terminantes. En primer lugar la supresión de las procesiones que configuran la Semana Santa. Pero también el tener que realizar las celebraciones propias de estos días en los templos a puerta cerrada, sin la presencia de los fieles o con la participación de muy pocas personas y bajo su responsabilidad”.

Y en esas circunstancias, Julián López asegura que ante un “hecho, inesperado pero interpelante, que afecta a todos los fieles católicos, pero de manera especial a los párrocos y rectores de iglesias y a mí también como obispo” resulta preciso que “de cara a la observancia tanto de las disposiciones de la autoridad civil en la situación de emergencia sanitaria que estamos viviendo como de las normas litúrgicas sin olvidar la tradición religiosa de la Semana Santa”, para a continuación remarcar “mi deseo y mi ruego a todos los rectores de iglesias para que pongan en práctica lo más fielmente posible lo mandado por la autoridad competente, incluso como un gesto de apoyo solidario en esta difícil situación”.

ORACIÓN SIN MOVERSE DE CASA

Mons. López Martín recuerda en esta nota pastoral “que, mientras dure esta situación de emergencia, he dispensado del precepto dominical y festivo relativo a la Misa en los días establecidos, exhortando también a unirse espiritualmente a las posibles celebraciones litúrgicas a puerta cerrada, mediante la oración personal o la lectura de la palabra de Dios o de los otros textos recogidos en los misales de los fieles”. Y, por último, anima a que “quienes puedan hacerlo, únanse a la Oración de las Horas u Oficio Divino que la Iglesia realiza cada día, especialmente en la mañana con los Laudes y en la tarde con las Vísperas. Al alcance de todos está siempre la práctica, recomendada por la Iglesia, del rezo del Rosario considerando los misterios de la vida de Cristo y de la Santísima Virgen María y, especialmente durante el tiempo de Cuaresma, la meditación de las estaciones del Viacrucis siguiendo algún devocionario, sin moverse de casa o del lugar en que se haga”.

 

“ENTREMOS DENTRO DE NOSOTROS MISMOS»

  Queridos diocesanos:

 Se acercan los días santos de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Ninguno de nosotros podía imaginar, hasta hace unos días, que la Semana Santa de este año iba a ser del todo singular y no por causas meteorológicas como la lluvia, por ejemplo, sino por causas de “fuerza mayor” según el significado que esta expresión tiene en el derecho, es decir, cuando un acto no se puede evitar ni prever. Las consecuencias son claras y terminantes. En primer lugar la supresión de las procesiones que configuran la Semana Santa. Pero también el tener que realizar las celebraciones propias de estos días en los templos a puerta cerrada, sin la presencia de los fieles o con la participación de muy pocas personas y bajo su responsabilidad.

Este hecho, inesperado pero interpelante, afecta a todos los fieles católicos, pero de manera especial a los párrocos y rectores de iglesias y a mí también como obispo, de cara a la observancia tanto de las disposiciones de la autoridad civil en la situación de emergencia sanitaria que estamos viviendo como de las normas litúrgicas sin olvidar la tradición religiosa de la Semana Santa. En este sentido, mi deseo y mi ruego a todos los rectores de iglesias es que pongan en práctica lo más fielmente posible lo mandado por la autoridad competente, incluso como un gesto de apoyo solidario en esta difícil situación.

Quiero recordar que, mientras dure esta situación de emergencia, he dispensado del precepto dominical y festivo relativo a la Misa en los días establecidos, exhortando también a unirse espiritualmente a las posibles celebraciones litúrgicas a puerta cerrada, mediante la oración personal o la lectura de la palabra de Dios o de los otros textos recogidos en los misales de los fieles. Quienes puedan hacerlo, únanse a la Oración de las Horas u Oficio Divino que la Iglesia realiza cada día, especialmente en la mañana con los Laudes y en la tarde con las Vísperas. Al alcance de todos está siempre la práctica, recomendada por la Iglesia, del rezo del Rosario considerando los misterios de la vida de Cristo y de la Santísima Virgen María y, especialmente durante el tiempo de Cuaresma, la meditación de las estaciones del Viacrucis siguiendo algún devocionario, sin moverse de casa o del lugar en que se haga.

Y algo que considero muy importante y a lo que aludo en el título de este escrito: “Entremos dentro de nosotros mismos”. Mediante esta sugerencia, ante la pandemia del COVID-19 que estamos padeciendo, deseo invitar a todos a la conversión personal y a la autenticidad de nuestros actos de carácter religioso, sean individuales, familiares o comunitarios. Creo que Dios nuestro Padre, si lo ha permitido, es porque quiere purificarnos o espera algo de nosotros, sus hijos. Ante cualquier hecho o acontecimiento que se sale de lo normal u ordinario y esta pandemia tiene todos los visos de parecerlo, hemos de acudir a la fe y a la oración no solo para encontrar una respuesta sino también para seguir adelante con la ayuda divina.

En este sentido, el mejor modo de afrontar la situación desde el punto de vista religioso consiste en hacer lo que el Señor aconseja en el evangelio: Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre” (Mt 7,7-8). La oración es el primer paso. Pero con ella la conversión del corazón y, en la medida de lo posible, la solidaridad o caridad práctica. Que Dios nos ampare a todos:

+Julián, Obispo de León

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